Los problemas relacionados con los reflejos se manifiestan normalmente durante la edad escolar. En todo caso, si estas anormalidades no son detectadas durante la infancia, deben ser compensadas de alguna manera. El precio que se paga suele mostrarse en una susceptibilidad mayor al estrés. Es común que los síntomas aparezcan por primera vez durante períodos de cambios significativos. Por ejemplo, estudiantes que entran en ciclos formativos superiores por primera vez: una combinación de estar fuera de casa, aprender a hacer nuevas amistades y adaptarse a la lectura de grandes cantidades de información, sin un entorno de aprendizaje estructurado, puede sacar a la superficie dificultades que han podido estar enmascaradas por procesos de compensación. Cuando estos problemas son identificados y tratados a un nivel neurológico y fisiológico, los estudiantes comienzan a tener éxito en las carreras elegidas. Podemos ayudar a los adultos con agorafobia, problemas relacionados con el equilibrio, trastornos de pánico y algunos tipos de fobia a volar. Agorafobia Blythe y McGlown identificaron que el 75% de los pacientes diagnosticados con agorafobia tenían déficits detectables en el sistema nervioso central. Esto se manifestaba en la presencia de reflejos primitivos y posturales aberrantes, disfunciones a nivel de la percepción visual y la motricidad ocular, que se relacionan directamente con problemas con el equilibrio, los mareos y la ansiedad. Ansiedad La ansiedad es una emoción humana fundamental, que cuando se experimenta de forma leve o moderada puede activar la motivación, la protección y la adaptación. Por otro lado, una ansiedad elevada, trastorna los aspectos sociales, laborales y emocionales de la vida, y se vivencia como malestar. La ansiedad se puede manifestar de tres formas:
- Cognitivamente: en pensamientos.
- Somáticamente: en procesos fisiológicos y biológicos.
- Emocionalmente: en sentimientos.
Las sensaciones fisiológicas de la ansiedad pueden ser tan agudas que sobrepasan cualquier intento de controlarla de forma consciente. La interrupción de las acciones que se estaban desarrollando puede deberse a los siguientes cambios somáticos:
- Pulso acelerado.
- Cabeza que se va.
- Mareos.
- Tensión muscular.
- Respiración superficial.
- Sequedad de boca.
- Manos y pies fríos.
- Presión en el pecho.
- Vacío en el estómago.
Blythe se dio cuenta de que los adultos que se recuperaban durante un tiempo y recaían presentando los mismos síntomas (recidividad), y aquellos con quienes fallaban diferentes tipos de terapia a pesar del deseo que manifestaban por mejorar, todos mostraban signos de disfunción neurológica, relacionada con reflejos inmaduros, incluyendo problemas de equilibrio, coordinación, capacidad de percepción y funcionamiento del sistema simpático del sistema nervioso autónomo (responsable de las respuestas involuntarias). Si el retraso neuro-evolutivo es un factor, la corrección de los fallos subyacentes puede ayudar a la persona a conseguir en control cognitivo. Si cree que el retraso madurativo puede ser un factor en sus problemas, por favor rellene el Cuestionario de Detección Inicial.