Disgrafia – Dificultades de Escritura
La Disgrafia, a veces denominada agrafia, es una deficiencia específica en la capacidad de escribir no asociada a la capacidad de leer o debida a una discapacidad intelectual.
Pueden existir numerosas razones por las cuales un individuo tenga dificultades con la escritura, en algunos casos, esta dificultad puede ser el resultado de una inmadurez en las vías neurológicas involucradas en la coordinación de los movimientos de cabeza, brazo, mano y ojos, confirmada por la presencia de un Reflejo Tónico Asimétrico del Cuello (RTAC) en niños de edad escolar. El Reflejo Tónico Asimétrico del Cuello es un reflejo primitivo, normalmente presente en los niños nacidos a término, que debería ser inhibido por el cerebro en desarrollo en los primeros seis meses después del nacimiento.
Un RTAC retenido o residual en un individuo de mayor edad puede provocarle dificultades en el aprendizaje de la escritura. Esto se debe a que cuando la cabeza gira siguiendo la dirección de la mano que escribe, la mano y el brazo quieren extenderse, haciendo difícil sujetar el lápiz, doblar el codo y traer el brazo de nuevo al lado izquierdo del papel. La mayoría de los niños aprenden a “adaptarse” compensando de diferentes formas: ajusta la postura echando la silla hacia atrás así como su espalda, que reclina sobre el respaldo, de esta forma el brazo queda estirado para seguir escribiendo; puede sentarse torcido o puede girar la hoja hasta más de 90º de tal manera que le permita escribir con el brazo estirado; para mantener los dedos cerrados y el lápiz bajo control puede ocurrir que coja el lápiz de forma extraña o muy tensa. Independientemente de la estrategia que escoja para compensar, la acción física de la escritura no se convierte en algo automático. Si una acción física no consigue ser automatizada, puede interferir en la capacidad de pensar y realizar la acción física al mismo tiempo.