Dislexia – Dificultades de Lectura y Escritura

Dislexia – Dificultades de Lectura y Escritura

La Dislexia ha sido definida como “trastorno en niños que, a pesar de la experiencia escolar convencional, fracasan en la adquisición de las habilidades del lenguaje en relación a la lectura, la escritura y la ortografía, en proporción a sus capacidades intelectuales”. – Federación Mundial de Neurología

Más recientemente, la Asociación Británica de Dislexia ha ampliado la definición, describiéndola de la siguiente forma:

“Compleja condición neurológica, de origen constitucional. Los síntomas pueden afectar a varias áreas de aprendizaje y funcionamiento y pueden ser descritas como dificultades específicas de lectura, ortografía y habla escrita. Una o más de estas áreas puede estar afectada: conocimientos básicos de aritmética, habilidades musicales, funciones motoras o habilidades organizativas. En todo caso, está particularmente relacionada con dominar el lenguaje escrito, aunque el lenguaje hablado puede estar afectado en cierto grado.” – Asociación Británica de Dislexia

Investigación sobre la Dislexia

Se llevan desarrollando investigaciones sobre la dislexia desde que el oftalmólogo Dr. James Hinshelwood identificó por primera vez los síntomas de “ceguera a las palabras” y los problemas de memoria visual en 1890. Durante los últimos treinta años, la investigación ha cubierto cuatro áreas principales de dificultades, que pueden presentarse de forma individual o simultánea.

  • Dificultades con el equilibrio automático.
  • Capacidades motrices inmaduras.
  • Problemas de procesamiento auditivo.
  • Procesamiento de la información visual anómalo.

En 1996, investigadores de la Universidad de Sheffield concluyeron que:

“Los niños con dislexia tienen déficit en las capacidades fonológicas, en la velocidad de procesamiento y en las habilidades motoras. Estos déficits se caracterizan por los problemas en la automatización de las habilidades, que están normalmente enmascaradas con procesos de compensación consciente.” – Fawcett, Nicolson y Dean
Cuando dos o más síntomas están presentes, un retraso neuro-evolutivo puede ser un factor subyacente.

Todo el aprendizaje académico está conectado de alguna forma con el funcionamiento del sistema motor. La lectura no es una actividad puramente cognitiva, requiere de los movimientos de los ojos. Escribir requiere coordinación óculo-manual, con el apoyo automático del sistema postural. La postura se desarrolla a medida que el niño obtiene control sobre el equilibrio, y éste es dependiente de un sistema reflejo maduro. La inmadurez en el  desarrollo de los reflejos primitivos y posturales puede por tanto tener un impacto directo sobre las habilidades que dependen de lo motriz y sobre cualquier aprendizaje académico que involucre habilidades motrices.

INPP no puede emitir un diagnóstico de dislexia

Aunque no se pueda decir que todos los niños diagnosticados de dislexia tengan retraso neuro-evolutivo, éste es a veces un factor subyacente en los niños que no responden a las intervenciones terapéuticas normales.

Un diagnóstico de dislexia sólo debería darse después de una continua y detallada evaluación por parte de una psicólogo educativo o por parte de una asociación reconocida de dislexia.

No obstante, INPP se especializa en la detección del retraso neuro-evolutivo, como factor a veces subyacente a la dislexia, y en la supervisión de un programa de estimulación e inhibición, diseñado para corregir las disfunciones subyacentes.